Alex nació en mil novecientos setenta y seis y fue un papagayo gris africano objeto de un experimento a lo largo de treinta años por la parte de la sicóloga animal Irene Pepperberg, que adquirió a Alex en una tienda de mascotas ordinaria, cuando el papagayo tenía más o menos un año de edad. Ya antes de fenecer súbitamente, Alex dedicó unas bonitas palabras a la que fue su dueña. ¡No te pierdas todos y cada uno de los detalles del caso de Alex y cuáles fueron sus últimas palabras ahora!
Alex, acrónimo de ‘Avian Learning Experiment’ (Experimento de Estudio Aviario), era un papagayo gris africano que llegó a desarrollar la inteligencia de un pequeño de 5 años.
Podía identificar objetos, números, colores y formas, y distinguir entre «grande» y «pequeño», «igual» y «diferente».
Manejaba un léxico propio de ciento cincuenta palabras. Afirmaba «lo siento» si se confundía y solicitaba «quiero volver» (a la jaula) cuando estaba agotado. En el instante de la despedida, le preguntaba a su amiga y maestra Irene Pepperberg: «¿Vas a venir mañana?»
Un año tras su despedida del planeta de los mortales, la sicóloga y científica Irene Pepperberg le rindió homenaje en el libro ‘Alex y yo’, donde recoge las 3 décadas de aprendizaje mutuo y se transformó en un enorme éxito de ventas. «Un simple pájaro nos hizo mudar el modo perfecto en el que pensamos sobre el pensamiento de los animales», mantiene Pepperberg.
«Desde el punto de vista científico, Alex nos enseñó que las psiques de otros seres vivos se semejan considerablemente más a las psiques humanas de lo que estábamos prestos a admitir».
Alex era capaz de sostener una charla intermitente tal y como si fuera un pequeño de un par de años, si bien «su inteligencia equivalía verdaderamente a la de un muchacho de 5 años», en opinión de la que fue su maestra.
Ya antes del trabajo de Pepperberg con Alex, la comunidad científica pensaba que los papagayos no eran inteligentes y solo podían utilizar palabras por imitación, mas los logros de Alex señalan que los papagayos podrían ser capaces de decidir a un nivel básico y usar palabras de empleo usual de manera creativa.
Pepperberg escribió que la inteligencia de Alex estaba a la par con la de los delfines y la de los grandes macacos y que no había empleado su potencial en el instante de su muerte.
Antes que Alex muriera súbitamente en medio de la noche en dos mil siete, sus últimas palabras fueron para Irene, a quien dijo: “Pórtate bien.Te quiero”.
La muerte de Alex fue absolutamente inopinada, puesto que la vida promedio del papagayo gris africano es de unos cincuenta años y la causa de la muerte es ignota (quizás fue un infarto o bien una arritmia).
¿Qué te ha semejado el caso de Alex? ¿Lo conocías?